Después de pasar una noche comodísimos en el nuevo hotel, partimos a dar una vuelta por Tokyo. El primer destino son los jardines imperiales, tan bonitos como siempre.


De ahí, nos dirigimos a la Torre de Tokyo para gozar de una buena vista y una buena comida. Por el camino nos encontramos al cuerpo metropolitano de bomberos haciendo una exhibición.





Ya por la tarde, partimos hacia Akihabara (es un sitio para visitar los domingos, pues cortan la calle principal y te mueves mejor por la zona) a pasearnos tiendas y tiendas y comprar cosinas interesantes.

La cena de hoy la hacemos en «la pizzería de Akiba» como la llamo yo. Visita obligada (al menos para mí) cada año. Gran variedad y calidad.